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sábado, 1 de octubre de 2016

EDUARDO SANGUINETTI - Artículos/opinión

EDUARDO SANGUINETTI - OPINIÓN Exilio del amor


Oct 2, 2016 | 

Por: Eduardo Sanguinetti, Filósofo

La Historia Oficial es represiva, nos prohíbe ser inactuales, bajo pena de ser eliminados del relato fabulado de la misma… en el espacio de este relato, el amor y el sentimiento amoroso fueron excluidos. En el sistema neoliberal, no son moda, no marcan tendencias, pareciera ser que son irrecuperables. Han caído fuera del tiempo “interesante”, carecen de sentido histórico, crean polémica y han sido remitidos al espacio de lo obsceno.
La vida amorosa y la trama de sus incidentes, son hoy de una increíble futilidad para quienes ostentan el poder y sus súbditos. Han marginado el amor al territorio de lo “inexpresable” y del “silencio”. Creo y he creído siempre, que la renuncia al amor se base o no en un pretexto de tipo ideológico, es uno de los grandes crímenes que en el curso de su vida pueda cometer un hombre dotado de todos sus elementos constitutivos: sensibilidad, instinto y sabiduría, cuidando de sí, en el espacio que nos ofrece la radicalidad del amor.
Si existe “algo” que parecía haber escapado hasta hace unos años a todo intento de reducción, haber resistido a los más grandes dictadores de tendencias y pesimistas, este “algo” era el amor: único sentimiento que puede reconciliar a cualquier ser, temporalmente o no, con la idea de la vida y su sentido.
El discurso del amor pareciera hoy estar divorciado de la existencia de los pueblos, exiliado e instalado en un espacio de soledad extrema, en un Gulag metafórico. Un discurso despreciado a veces, ignorado otras, sin práctica en las nuevas generaciones abandonadas a relaciones sistemáticas de alienación en un consumismo extremo, cual norma y regla de existencia.
El amor está asfixiado por la profusión de pornografía reinante. “La sexualidad se desvanece en la sublimación, la represión se desvanece con mucha mayor seguridad en lo más sexual que el sexo: el porno. Las cosas se desvanecen en lo más visible que lo visible: la obscenidad”, decía el comunicador y filósofo francés Jean Baudrillard, con quien coincido y sumo a otros asesinos del amor: la publicidad a repetición hasta alcanzar el vértigo, donde los cuerpos, cual objetos de consumo se nutren de obesidad y simulada obsesión de placer no consumado, liberado del afecto que transmiten los estados de deseo y la sensibilidad del instante, que requieren las prácticas del amor. El excesivo consumo de las promociones mediáticas, en plan sistemático de degradación de seres, deviene en que hablar sobre el amor adquiera un carácter subversivo para quienes lo sentimos y cristalizamos como acto de vida.
Hoy, la libertad individual se encuentra restringida y acotada en sus prácticas sexuales, con la integración del sexo espectáculo, virtual y sus operaciones digitales. La sociedad articuló nuevas maneras de controlar al individuo, mediante la producción de “máquinas de follar”, es decir individuos que siguen las tendencias de una aparente liberación sexual, pero sin los “Principios del placer”, indispensables para una plena sexualidad.
Un simulado erotismo y sus vertientes en versión virtualizada, subyace y reinan en el relato pormenorizado de la actualidad pornográfica. Los/as, protagonistas-estrellas del nuevo mundo de la “cultura del virtual siliconado”, asimilados/as a una farándula que dicta y rige. Súper star del porno virtual, se legitiman con solo estar y posar, relatando sus tránsitos, y experiencias vividas en lenguaje procaz. Cumplen así, los rituales de esta novísima tradición del hoy, devenida en “literatura metamorfoseada de la aldea global”.
Estas tendencias represivas y regresivas acompañan la creación de una comunidad, ya en acto, bajo una administración absoluta del hombre, y las alteraciones simultáneas del modo de trabajar, comprar, vender, transitar y follar, socavan los fundamentos de la vida en libertad. A la palabra amor, deseo humildemente restituirle su sentido de vinculación total a un ser humano, fundada en el ineludible reconocimiento de la verdad, de ¡nuestra verdad! en un “alma y en un cuerpo”, que son el alma y el cuerpo de aquel ser al que amamos.
Al amor, que una inmensa mayoría de fanatizados, amargados impotentes, se han complacido en infligirle todo tipo de generalizaciones: amor filial, amor divino, amor a la patria, etc., para ocultar su incapacidad de amar. El hombre goza aún de un mínimo de libertad para creer en su libertad. Algunos hombres somos dueños de nosotros, aún. Tan solo de nosotros depende elevarnos más allá de la cotidianeidad y del pasajero sentimiento de “cosa archivada”. Pues entonces, despreciando todas las prohibiciones, sirvámonos de la vengadora arma del sentimiento, contra la bestialidad de todos los sujetos-objetos… y amemos.

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Universo de la web

Por Eduardo Sanguinetti, Filósofo y poeta argentino
Octubre, 1 - 2016

Infinidad de ciudadanos de las más diversas latitudes, desde las redes sociales, denuncian el espionaje y el control ejercidos por el Estado, pero sin embargo son muy pocos los ciudadanos que critican la vigilancia ejercida por las empresas privadas. Y no dudo que es tan peligrosa esta como la de los estados, pues ya no cabe duda de que no hay diferencia entre el Estado y las grandes empresas o corporaciones. Están unidos por los mismos intereses de poder y sojuzgamiento de los pueblos.
No podemos dejar de lado el simulado aspecto ideológico. Por un lado tenemos a las denominadas izquierdas ultraliberales en sus políticas económicas, gobernando casi toda Suramérica, con la anuencia de Estados Unidos, sin lugar a dudas. Por el otro, tenemos la parte más libertaria de los partidos tradicionales, que dicen, cual rutina, que sólo el gobierno es el problema. Sin embargo, el sector privado es quien dirige, en gran parte, al gobierno, algunas mega-empresas, como por ejemplo Monsanto, Wall Mart, Cargill o Facebook, están dirigiendo los servicios centrales del Estado incluso en Norteamérica… Son mega empresas privadas que tienen una cifra de negocios anual superior al PBI de Ecuador o de muchos otros Estados.
Podemos decir, sin ser hábiles expertos, que detrás del espectáculo de la democracia, lo que está instalado, en realidad, es un poderoso deseo de control al pueblo. Noam Chomsky avizoró el porvenir, que es hoy, cuando dijo: “Los medios de comunicación son a la democracia lo que la propaganda es a la dictadura”.
La innegable revolución de las comunicaciones, a través de la Web, ha conectado a todas las naciones y a todos los servicios de inteligencia del planeta. Significa que los grupo dominantes multiplican su poder gracias a Internet. Pero por otro lado, este proceso, esta misma revolución de la Web, que ha transformado la historia y la relación, ha permitido a millones de personas intercambiar conocimientos y datos alrededor de la Tierra. Mediante la transferencia lateral de la información y de datos, permitiéndonos informarnos y comprender cómo funciona el mundo.
Insisto, esa transferencia lateral de información ha aumentado el conocimiento y, por lo tanto, el poder de millones de personas que en los últimos años han recibido la mayor educación política que haya habido nunca.
El universo de la Web consiguió poner fin a la asimetría de la información, desde siempre manipulada por las corporaciones económico mediáticas que nos construyen la realidad, sin olvidarnos de que todo grupo mediático que tiene influencia y que la ha ejercido durante muchos años ya no es capaz de dar información de forma honesta. Hoy existen medios alternativos de comunicación, donde los más capacitados e informados escriben, siendo más creíble su información que los que lanzan las grandes empresas mediáticas y el Estado.
No es excesivo meditar y decir que el movimiento de Indignados y las marchas de las nuevas generaciones que se produjeron en las más diversas naciones, convirtió a las redes sociales en un espacio de encuentro, intercambiando conocimiento, datos, valores y aspiraciones, para ir por un mundo por y para todos.

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