Susana Roberts -en el centro traje oscuro- junto a alguno de los componentes de la citada reunión 20-V-2013 |
23-05-2013
Queridos todos, con motivos de haber sido invitada a una reunión plenaria
del Consejo de Paz de la Rep. Arg. pude compartir su accionar valioso y
transmito aquí la importante labor que ellos como nosotros IFLAC Arg. y
Sudamérica. estamos llevando a cabo con la Literatura, ellos apuntan
específicamente al lenguaje común, a la educación. Fue un encuentro para
aplaudir y continuar juntos , con amor, humildad y sin diferencias.
Cariños a todos.
Susana Roberts.
Léxico de Cultura de Paz
La comunicación armoniosa es fundamental para
una convivencia e intercambio pacíficos. Así como cuidamos nuestro cuerpo,
nuestra casa y nuestro planeta-hogar, podemos ser cuidadosos con nuestras
relaciones eligiendo un lenguaje que exprese coherencia entre lo que pensamos,
sentimos y actuamos.
Al decir “lenguaje” aludimos no sólo a la
utilización de la palabra en forma verbal sino también a lo no verbal (visual,
gestual, mensajes escritos, símbolos y señales).
Las palabras y símbolos, por su poder creador,
tienen una enorme importancia en el desarrollo de una Cultura de Paz. Pueden
degradar o enaltecer, desanimar o alentar. Cada comunicación que hacemos nos
ofrece la oportunidad de elegir generar paz y comunión en nuestra vida y la
vida de las otras personas.
“Léxico de Cultura de Paz” (Programa diseñado y promovido por
el Consejo de Paz de la República Argentina).es una invitación a tomar
conciencia del uso paradójico e incluso contradictorio que a veces hacemos de
palabras y gestos vinculados a la violencia y la separatividad cuando deseamos
hablar de paz y unidad. Contradicciones tales como “luchar por la paz” ¿a cuál
obedece nuestro inconsciente? ¿se prepara para ejercer violencia en una lucha o
resuena con la paz?
Esa contradicción quita fuerza a la acción, nos
hace generar más de lo mismo que no queremos: disputa, intimidación,
separación, en lugar de colaboración y cooperación. Nuestra mente inconsciente
prepara el cuerpo para la lucha, pone los músculos tensos y genera adrenalina,
mientras nuestro corazón clama por paz
Si en lugar de “luchar por” hablamos de
“trabajar para” o “servir a”, el corazón y la mente pueden accionar juntos y la
potencia que se genera es mucho mayor.
Cada palabra que emitimos hace entrar en
resonancia distintas partes nuestras y distintas imágenes interiores. Por
ejemplo, tratemos de reconocer internamente la diferencia entre “se gatilla /
dispara una emoción” a “surgió una emoción”. La primera alude a algo explosivo,
con poder para matar, y la segunda a algo que brota y se manifiesta en
nosotros. ¿Qué sucede en cuerpo, emociones y mente en un caso y el otro?
¿Qué sutiles tensiones expresa el cuerpo y qué
imagen emerge en la mente cuando escuchamos “apunto mis misiles a lograr tal
objetivo” en lugar de “tengo la intención o enfoco mis energías en pro de tal
objetivo”? ¿Cuándo sentimos el alma más plena?
La observación del uso que hacemos de estas
expresiones duales y contradictorias nos ayudará a desarrollar una Atención más
plena, un Testigo más sabio y amoroso y un mayor autoconocimiento. La finalidad
última del Programa “Léxico de Cultura de Paz”es “transformar nuestra
conciencia y lograr una forma de comunicación que se integre a la visión de un
nuevo paradigma basado en la percepción de la unidad subyacente a todo y todas
las cosas.”
A medida que practicamos la atenta observación
de nuestras comunicaciones cada vez nos volvemos más conscientes de estar
inmersos en una cultura bélica. Desde el viejo aforismo “si quieres la paz,
prepara la guerra” y el nombre de las calles que honran a los líderes militares
y las batallas ganadas, hasta la educación en los colegios (que se refleja en
la violencia que hoy vemos tanto entre alumnos y maestros como entre los mismos
compañeros). O desde las consignas y jerarquías del sistema de salud
("Caba Enfermera", "Jefe de Sala", "lucha contra la
enfermedad”, “campañas de salud", "defendernos contra”...) hasta el
área de la alimentación (sopa de municiones, cañones
de dulce de leche, vigilantes, bombas de papa) y el deporte (reclutar
deportistas, ir al choque, dar batalla, tiro de esquina, ataque, defensa).
Asimismo, los
numerosos modismos y expresiones que - por la habitualidad con la que los
usamos- no tomamos conciencia de su verdadero sentido:
Al filo de la
navaja
Una explosión
de alegría
Estar en la
mira
Estar al acecho
Pelear por el
éxito
Morir de risa
Retar a duelo
Estar en la
trinchera
Le salió el
tiro por la culata
Es un balazo
Es pura
dinamita
Dar en el
blanco
Es un bala
perdida
Me clavó un
puñal
Es un arma de
doble filo
Hacer las
primeras armas
De armas tomar
Armarse de
valor
Armarse de
paciencia
Le tiró los
dardos
Armó una
batalla campal
Pasarlo bomba
Salió
disparado
Le hizo una
emboscada
Estar entre la
espada y la pared
Estar en
guardia
Golpe de
teléfono
Golpe de
gracia
Fue un tiro de
gracia
La letra con
sangre entra.
Armas
inteligentes
….
Y con esta mayor conciencia del paradigma de
separatividad y guerra en que vivimos, brota en nosotros el ansia de una
cultura distinta, una Cultura de Paz que sea apoyada y energizada también desde
las palabras. Si existe un verbo para “despedir” algo o a alguien ¿por qué no
adoptar el verbo “bienvenir”para dar la bienvenida a tantas cosas hermosas que
nos da la Naturaleza y a nuestros hermanos en la Luz? Del mismo modo, se habla
de “malcriar” ¿y todos los que ponemos nuestro esfuerzo y amor en “bien criar”
a nuestros hijos y nietos?
Existe el verbo “guerrear”. Podemos incorporar
a nuestro vocabulario el verbo “pazear” y en el Consejo de Paz de la
República Argentina hemos acuñado los términos “pazeadores” y“pazacativos”
para referirnos a los amantes de la paz y los que trabajamos por ella.
El Maestro Thich Nhat Hanh, monje vietnamita
del Budismo Zen, nominado por Martin Luther King en 1967 para el Premio Nobel
de la Paz, ha creado los vocablos “íntervivir” (que expresa nuestra
interdependencia con toda la naturaleza) e “interser (porque, en realidad,
"ser" es "interser")
Las experiencias de Masaru Emoto, entre otras,
y la física cuántica nos muestran que somos co-creadores de la “realidad” que
percibimos. Obramos en congruencia cuando cuidamos nuestra comunicación.
Podemos ampliar y renovar el lenguaje habitual aprendiendo a expresarnos de
forma armoniosa, y permitiendo que la intuición nos guíe a co-crear voces que
inspiren paz desde el espíritu mismo de cada palabra. Así facilitaremos el
cambio de conciencia individual y colectiva que llevará al fortalecimiento del
nuevo paradigma.
Lic. Ana Inés de Avruj
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