Bob
Dylan, Nobel de literatura 2016
Por:
Eduardo Sanguinetti. Filósofo y poeta.
Octubre 14, 2016
Bob
Dylan, un talentoso poeta popular, gana el Premio Nobel de Literatura 2016. Las
letras de sus canciones y el sonido de su música, accionó cual alarido de una
generación (la del /50 y /60), indignada y harta de guerras, de segregación
racial, del hambre en el mundo, de educación caduca, de depredación de la
naturaleza, de justicia para pocos y de las desigualdades siempre.
El
Nobel, otorgado, a un poeta de la Generación Beatnik: Bob Dylan, fundador de
memorias, que interpreta su poesía bajo la forma de canciones, tal como hacían
los antiguos griegos, que solían acompañar sus obras con música.
Toda
creación poética es histórica; todo poema es apetito por negar la sucesión y
fundar un reino perdurable. Si el hombre es trascendencia, ir más allá de sí,
el poema es el signo más puro de ese continuo trascenderse, de ser permanente
imaginarse. El poeta es imagen porque se trasciende, tal el caso de Dylan.
La
poesía nace en silencio, en el no poder decir, pero aspira irresistiblemente a
recuperar el lenguaje como realidad total. El poeta vuelve palabra todo lo que
toca, sin excluir al silencio y a los blancos del texto. El poema acoge al
grito, al giro de vocablo, a la palabra infectada, al murmullo, al ruido y al
sin sentido: no a la in-significancia.
En
una época en la que el sentido de las palabras se ha desvanecido, estas
actividades no son diversas a las de un ejército que ametrallase cadáveres.
Dejo
un fragmento de una poesía devenida en canción de Dylan, lo dice todo para los
“Nadie” que gobiernan en este mundo y sus acólitos escribas, con perfil de
intelectuales del podio del neoliberalismo:
“…No
puedo evitar avergonzarme
de
vivir en un país
Donde
la justicia es un juego.
Ahora
todos los criminales
con
sus trajes y corbatas
están
libres para beber martinis
y
mirar el amanecer…”
Bob Dylan
(Hurrricane, 1976)
Mientras
tanto la vida, en Argentina y el mundo, sigue su derrotero de domesticidades
intrascendentes. La Reina Máxima de Holanda, nacida en Argentina, devenida en
ciudadana holandesa, pasó por Buenos Aires, como asesora especial del
secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, en Inclusión Financiera para el
Desarrollo y lanzó frases altisonantes en una conferencia de prensa en la
Quinta de Olivos. Frases inaplicables hoy a la “realidad argentina”. A un
pueblo hambreado y reprimido, es absurdo hablarle de “ahorro”, cuando no llegan
con el magro sustento, percibido mes a mes, a pagar su techo… si es que lo
tienen. Dylan le dedicaría un poema mínimo a la reina Máxima.
Macri
en tanto, manifesta su intención de ir por la reeleción en 2019. Parece que la
mentira, la incompetencia, la frivolidad, la represión y la libertad de
expresión ausente, son un condimento perfecto para perpetuarse en el poder,
¿sobrevuela el Síndrome de Estocolmo por Argentina?… ¿habrá escuchado y leído a
Dylan este financista offshore?
Como
hombre dotado de mis elementos constitutivos, dueño de mí mismo aún, elevado
más allá de la cotidianeidad y del pasajero sentimiento de cosa archivada, como
integrante de la Generación Beatnik, denunció este sistema neoliberal en su
cenit. Me sirvo de la justiciera arma de la idea y del ideal, en Tiempo de
Poesía, contra la bestialidad de un sistema manipulador y con graves
patologías, que está llevando a cabo un holocausto en las sombras, al pueblo
argentino, que obedece ciegamente los mandatos de quienes dictan y rigen sobre
sus existencias anestesiadas y en ausencia de sentido vital.
A
quienes opinen sobre lo que sea, debemos exigirles respeto, al que he definido
en mi ensayo Alter Ego (1984, Ed. Corregidor), como “el sentimiento de la
libertad de los otros, de la dignidad de los otros, la aceptación sin
ilusiones, pero también sin la menor agresión o la menor hostilidad y desdén
por un ser tal como es”… la libertad de una comunidad para expresarse es un
derecho inalienable, hoy eliminado, para protegerse de las arbitrarias y
violentas acciones represivas de gobiernos mentirosos, agoreros del síntoma,
esclavos de la metáfora en que han convertido este tiempo y sus pasajeros… al
margen del Rock and Roll y su clave revolucionaria original.
Miles
viven hoy aún en un mundo de cuentos y fábulas, donde el mañana está lejos,
pero lo hacen en un mundo muerto, con cobardía para enfrentar este mundo nuevo,
con circunstancias absolutamente nuevas, que precisan actitudes absolutamente
diferentes a las utilizadas para existir en un mundo que ya no existe, salvo en
la memoria de los que no se habitúan a este incierto presente que transitamos.
Hemos
vivido enfrentamientos armados y de ideas, censuras, exilios… Hemos visto morir
a miles luchando por ideales que jamás se cristalizaron… Todo ha continuado, en
la realidad, todo ha cambiado, en la realidad, todo ha cambiado en verdad… El
dolor por el absurdo nos atraviesa.
Basta
todo un aparato de publicidad montado, apuntalado por las corporaciones
económico mediáticas, para que casuales Don Nadie, lleguen a puestos en el
pasado considerados de trascendencia… y remitirse a ser un Selfie o una
gigantografía al borde de alguna autopista, mostrando sus sonrientes y
espantosos rostros siliconados y coquetos, con frase asimilada, breve, vacua y
un tanto estúpida, como: “cambiemos”, para desatar el clamor de una comunidad
que los votará, coronando su mediocridad en estos gobernantes, enemigos de lo
popular, que Dylan, en su obra, representa de manera concreta y absoluta.
El
Nobel de Literatura, ganado por un poeta popular como lo es Bob Dylan, conduce
a un enfoque coherente, una concepción dinámica de la ideología de la cultura,
y de su significado para aquellos de nosotros que, a nuestra manera, creemos en
el rock ‘n’ roll como el movimiento cultural y popular más importante del siglo
XX, y puede ser descrito en términos de cohesión sólo si se trata de algo más
que un mero entretenimiento de consumo y travestismo.
En
su origen, fue marginal el “movimiento Beatnik”, al que se asimiló Bob Dylan.
Se enfrentaron con su poesía al sistema capitalista y sus víctimas: los
invisibles. Sus detractores fueron el poder político, religioso y burgués,
asesinos de la vida.
Todo
está presente en el futuro que aguarda concretar el deseo de vivir en poesía,
cualquiera sea el rol que elegimos para transitar esta existencia.
CONTRAINFORMACIÓN,
España (El Periodismo Incómodo-Bob Dylan Nobel de literatura 2016 – octubre, 14-2016
- http://contrainformacion.es/?p=1012
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