Ernesto "Che" Guevara |
“Che”
Guevara: el hombre nuevo
Octubre
9, 2016
Por
Eduardo Sanguinetti, Filósofo
La
revolución no es únicamente una transformación de las estructuras sociales, de
las instituciones del régimen; es además una profunda y radical transformación
de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores y hábitos, de sus
relaciones sociales.
Una
revolución sólo es auténtica cuando es capaz de crear un “Hombre Nuevo” y éste,
para Guevara vendrá a ser el hombre en el siglo XXI, un completo revolucionario
que debe trabajar todas las horas de su vida; debe sentir la revolución por la
cual esas horas de trabajo no serán ningún sacrificio, ya que está
implementando todo su tiempo en una lucha por el bienestar para todo el pueblo;
si esta actividad es lo que verdaderamente complace al individuo, entonces,
inmediatamente deja de tener el calificativo de “sacrificio”.
Esto
debe ser una cualidad fundamental en el revolucionario, sentir la misma revolución
como tal, para trabajar con sentido vital. Pero no todo es tan simple, como en
todo existe también su lado oscuro; la parte más dura de ser un revolucionario
es que se deben definir de manera precisa los sentimientos, ya que todo
revolucionario debe estar impulsado por grandes cantidades de amor aunado a un
gran espíritu apasionado; para así realizar un caudal de acciones y hechos
concretos orientados hacia un solo objetivo, lograr modificar el estado de las
cosas del sistema imperante.
Estas
dos condiciones o cualidades para ser revolucionario deben estar respaldadas
por un factor fundamental que tiene que estar presente en la actitud de dicho
individuo, y viene siendo la vigencia de una mente lúcida acompañado de una
vida estoica, que ayudará, sin duda alguna, a tomar decisiones muy duras que no
lleguen a torcer la proa de sus acciones y decisiones.
En
cuanto a sus relaciones para con la familia, se hace un poco difícil mantener
un entorno familiar real, a menos que ésta sienta el mismo amor y la misma
pasión por la revolución para así poder entenderse; de lo contrario sería casi
imposible sustentarlo.
En
otro orden de ideas se habla de ser socialista, ya que es la esencia del mismo,
aclarando que se debe ser el mejor en todos los aspectos, aunque cabe la
posibilidad de que se cometan errores. Asimismo, se observa cómo deben de
seguir algunas líneas marxistas, aplicándolas con ciertas variaciones que
dependerán del contexto y la situación existente en un determinado momento, y
de una época como es este tercer milenio.
Sostiene
Guevara que la guerrilla se desarrolla inicialmente en dos planos, en el
primero se encuentra la masa (pueblo) en estado de quietud, es estática (por lo
que posteriormente habría que movilizarla) y, en el segundo, se observa a la
guerrilla; fundamentalmente motor impulsor de la movilización y a su vez
generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Pero en ambos
existe una semejanza: que el factor clave es el individuo y, gracias a sus
actitudes, se crearán las condiciones subjetivas necesarias para la victoria.
Esta
es más o menos una radiografía de la secuencia que tomó el contexto cubano a la
hora de la revolución donde, finalmente, Guevara marcó una época heroica
trasladando su ilusión a su pensamiento luego devenido en realidad. Quién hoy
puede negarlo.
Por
otro lado, es importante resaltar unos factores que son de gran relevancia para
el “Che”, y destacar, al mismo tiempo, el papel que tienen dentro de la
sociedad: éstos son la juventud y la educación directa.
El
otro factor importante son todos los movimientos libres conformados por
individuos, no negociables con el poder de turno, que son organizaciones de
vanguardia, donde los mejores representantes deberían ser propuestos por sus
compañeros para integrarlos. En este sentido se habla del Hombre Nuevo como
hombre político (llamado por Guevara “cuadro”), destinado a cumplir una misión
fundamental que, definida por el propio Guevara, se plantea teniendo en cuenta
la transformación radical de la sociedad, que exige una profunda variación de
las estructuras mentales de los individuos anestesiados por este sistema que
aniquila, la libre expresión y la ausencia de autodeterminación en nuestras
rutinas de vida.
Cuando
Ernesto “Che” Guevara comenzó a viajar, siendo joven, por América, huyendo del
régimen peronista, fue cuando entró en estrecho contacto con la miseria, con el
hambre y con las enfermedades, sintiendo unas ganas inmensas de ayudar a esa
gente con su esfuerzo personal. De esa manera empezó a hacer notas para
caracterizar al revolucionario, los primeros visos de su verdadero plan
revolucionario.
Luego
de vivir esa experiencia “Che” piensa y reflexiona acerca de la situación hasta
llegar a plantearse esta importante pregunta: ¿Cómo hacer un trabajo de
bienestar social? ¿Cómo hacer para relacionar el esfuerzo individual con las
necesidades sociales? Luego de analizar su interrogante consiguió una respuesta
justa y propicia: crear un nuevo tipo humano.
La
creación de este Hombre Nuevo es necesaria para la construcción de una sociedad
justa y libre, y con esta creación se evita que la generación que está
dislocada por sus conflictos se pervierta y tenga algún tipo de influencia
sobre la nueva generación.
La
base fundamental del Hombre Nuevo es la educación, ya que es allí donde se va a
lograr el cambio de conciencia, ideológicamente hablando. De esta manera, va
actuando en jóvenes de todas las edades y se irá formando esa nueva generación
que se espera ansiosamente, que irá creciendo con ese amor ferviente
característico de un buen revolucionario; en otras palabras, no nacerá con el
pecado original, así pues se irá encontrando la fórmula para perpetuar en la
vida cotidiana esa actitud heroica.
La
creación del Hombre Nuevo no fue entendida y es un factor importante dentro de
los grupos de vanguardia, debido a que representa las ideas del siglo XXI,
aunque para la época haya sido una aspiración subjetiva y no sintetizada.
Esas
ideas que representará dicho individuo, van a ir orientadas a la realización de
esos cambios importantes que tanto se buscan: la transformación de estructuras
sociales, de las instituciones políticas y del régimen existente. Esto nos
explica la importancia del Hombre Nuevo y la necesidad de su existencia, en una
sociedad que quiere vivir en libertad plena, en igualdad de derechos para todos,
llegando al socialismo deseado, construido por Hombres Nuevos.
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IMPOSICION-DEL-OLVIDO/#OPINIÓN
Oct
9, 2016 |
Por:
Eduardo Sanguinetti, Filósofo
Frente
a la imposición del olvido y a la reconciliación amnésica del relato del poder,
muchas de las mejores novelas de las últimas décadas en Argentina ejercieron
una obstinada interrogación sobre la historia nacional y polemizaron, en muchos
casos, en el momento en que no era posible decir.
La
narración histórica pasada y presente, escrita por rentados escribas, en la
arena sinuosa de la gran tradición del drama isabelino, la historia, entra en
escena como una genealogía del poder. Historia en la que tiene lugar, cual
doble tradición, el interrogante de si los hombres son, se hacen o deshacen, al
andar en un mundo materialista, economicista, con efecto placebo inmediato.
A
partir de allí, cobra sentido la necesidad epistemológica y hermenéutica de
definir y establecer una nueva lectura de la historia: estamos ante una
realidad compleja, y dentro de registros y códigos de saberes que fueron
dejados de lado. Por otro lado, los textos de la Historia, articulan,
desarrollan y amplifican los núcleos básicos de la ficción política nacional:
la historia es, por lo tanto, un laboratorio epistemológico, que permite pensar
las lagunas ficticias, las causas ausentes y las escenas no dichas por la
historiografía oficial.
La
historia es algo menos que la interpretación que hasta hoy declara la unicidad
del conocimiento humano, al devenir de las más disímiles comunidades, tan
proclives en este presente, a lo epidérmico, frívolo y al aparente goce de lo
inmediato, en beneficio de disolver la poética de la historia, elaborando
formas narrativas, cercanas a la alegoría y el fragmento.
La
clausura de sentido está legitimada por decreto hoy, en el relato de la
Historia, devenida, a lo que en un tiempo se denominó “inmortalizar lo
trascendente”. Hombres-símbolo, legitimados en actos de vida y que han brindado
a sus comunidades una alegría y un horizonte a alcanzar, merecerían sus nombres
e imágenes replicadas en monumentos y calles, símbolos de agradecimiento y
fraternidad de las comunidades que los han visto nacer y hacer, sin pedir nada
a cambio…una inversión de ¿causalidad y de casualidad?, una trampa, un trueque
de trascendencia por una obra, una vida… La trampa se flexibiliza, se disfraza,
se desnuda, y nada por debajo del éxtasis, de un mundo donde el ocultamiento de
la verdad es el destino al que pareciera nos han condenado las fuerzas de la
destrucción y de quienes desdramatizan, dramatizando acerca de apocalipsis
cotidianos, que solo son llamados en sus deseos de permanecer, a cualquier
costo, incluso cobrando la vida de nuestras comunidades, al borde del camino de
la vida.
El
mundo, hoy, es una cultura de lo epidérmico, de lo degradado que se perpetúa y
hago mención puntualmente en la relación político-cultural que divide y
desorienta a los pueblos mediante la especulación y la perversión del simulacro
de ciudadanos, en aparente ejercicio de sus derechos y garantías.
Las
nociones de tiempo, de espacio, de intereses, en fin de existencia, se hicieron
diferentes. El paradigma de la cultura ha obviado que la historia de este
planeta ha sido sufragada en base a esclavitud a las tendencias imperiales, al
tráfico de tradiciones ajenas e impuestas bajo presión, responsables absolutas
de la pérdida de todo referente de una historia donde instalar a las nuevas
generaciones, una historia que tuvo espacio de trascendencia en la ‘Imagen del
Mundo’. Pertenecen al pasado abolido, la tolerancia, la diferencia, el diálogo
entre iguales.
La
Aldea Global no es otra cosa que egoísmo, avidez, intemperancia, dilación,
psicopatías, grandes expectativas de fama y éxito devenidas en prostitución y
delito perpetrado por ‘los peores’. La riqueza cultural se defenestró por
varias vías: una, la del saber universitario y trascendente, presentido,
seducido y deglutido, por las corporaciones macro económicas; y por otro lado
la conducta del dominado, inconforme con sus haberes. Por eso desde ese punto
de nostalgias se le impondrá lo foráneo sin resistencias de pueblos sometidos y
esclavizados, expulsados del “régimen” de la Historia.
El
homo sapiens en franco retroceso a ‘homo primates’, ha devenido en empresa, en
rédito y materia concreta de intercambio financiero, segregando su propio ser,
que sería actuar como motor de la historia en favor de la vida. Pero hay otro
lazo disociativo en la narración literaria de la Historia: la mecánica
económica que impone el desequilibrio, las desigualdades, las diferencias. En
ese conjunto los hombres, como los animales, dan libre curso a su naturaleza
sin advertir sus metas.
‘Llegan
a fines que no son capaces de prever’. La resistencia no tiene espacio alguno,
salvo la que reivindica todo el planeta, para la economía de mercado, hoy
triunfante, y que por cierto posee una lógica propia a la cual no se enfrenta
ninguna otra. Todos parecen participar de estas ceremonias fúnebres, considerar
que el estado actual de las cosas es el único viable y posible, que el punto al
que ha llegado la Historia es el que aparentemente la humanidad adormecida
esperaba, deseaba y anhelaba.
La
alternativa, la alteridad, sería el ensayo admirable del homo plus (el hombre
por venir, asimilado a los más diversos entornos, en las más disímiles
circunstancias), de crear confusión en las filas de la confusión, con un orden
sutil, poniendo en ridículo al ridículo, cual ensayo de entendimiento. Llevo a
cabo, así, desde el exilio de mi discurso de la verdad, la creación de un
espacio textual, que, a partir de la lectura de los textos invertidos de la
prensa hegemónica y homogénea, asumo los silencios de la Historia Oficial
Argentina, intentando generar una resistencia al olvido obligatorio, al que
está sometido el pueblo de la República Argentina.
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Eduardo Sanguinetti |
Vivir
para ver
Octubre 7, 2016
Por: Eduardo Sanguinetti, Filósofo
Sin
lugar a dudas algo no funciona y pareciera que no hay técnicos para solucionar
el desperfecto, en principio, en este paseo informativo, con sonrisa dibujada
que propongo en esta columna de opinión. La tensión de las relaciones entre
gobernantes de naciones de la denominada “aldea global”, es solo una simulación
de un simulacro, instalado cual acto de liturgia de Bolsa de Valores desechables.
Contados
trabajadores de los medios de comunicación están luchando para poder seguir
siendo eso, medios de comunicación… pero, pareciera y no hay duda, que la orden
del día de los monolíticos medios es desviar la mirada hacia temas de
inseguridad o simplemente de los dioses del Olimpo de la farándula, hoy elevada
a cultura del Tercer Milenio.
Los
semanarios argentinos Gente, Caras, Hola, Pronto, Papparazzi, entre otros,
dieron un giro lingüístico a la historia de la ¿comunicación?, y la
ficcionalizaron para beneficio de inventario, con una puesta en relato de lo banal:
una forma de adoctrinamiento y lobotomía que el neoliberalismo reinante,
utiliza, para lograr llegar a la destrucción de la “elección estética” al
servicio de la libertad de expresión, hoy ausente. Las portadas vociferan para
una comunidad en estado vegetativo, romances inexistentes, festejos de Don
Nadie, Doña Ninguna, separaciones de seres que jamás han estado unidos, sin
olvidar que esto viene sucediendo desde hace décadas, es decir las hijas/os de
estos don nadie, don ninguno/a, cualquiera, continúan ad-infinitum, con el
simulacro de este teleteatro tosco, con los mismos espantosos personajes, sus
intercambios de ¿parejas? y ¿amores? a repetición. ¡Ah! y las infaltables fotos
o filmes, tomadas al acaso a alguna prostituta de ocasión, celebridad del día,
al servicio del poder, ¡qué joder!
No
olviden que los que mandan saben de estas cosas y no están dispuestos a
modificar nada. ¡Ah! Y no olvidemos a los paquetes turísticos del Lejano
Oriente, desde donde arribaron para cerrar el círculo Sri Sri Ravi Shankar,
prohombre de la respiración, como fuente de apnea y ONG oxigenada, con huestes
de autómatas fanáticos; fans sin rumbo que se auto estimulan nutriéndose de
valores semejantes a los de fans de cantante funcional al lavado de activos incorpóreos
de gobiernos disfuncionales, en intensidad variable según los activos que se
manejen. El “eterno retorno”, lo denominaba el gran Nietzsche.
La
independencia de toda clase de convicciones y certezas, que llevan
irremediablemente a fanatismos y a creencias de temporada, son un freno a
nuestra libertad de acción y creación, de intentar nuevas formas de vida, en
comunidades sin tradiciones-base, para fundar al hombre nuevo, que soñaba el
Che, allá por los 60.
Ya
no se esconden para mentirte, lo hacen de forma descarada. Saben que usted
seguramente no hará nada por miedo, incapacidad o parálisis momentánea, por el
estupor de la realidad, que no es provisoria.
Intentemos
que la información vuelva a ser digna, un medio para mantenerse al día de lo
que realmente ocurre. Puede ser una tentación manifestar la verdad ante tanta
mentira, ¿no?
Ligeramente
seguirá habiendo indefinidas elecciones pero la clase política del mundo debe
ser suplantada por otra, con sabiduría, austeridad, humor, amor y solidaridad a
todos los que en fin formamos la comunidad planetaria.
Algunos
sabemos que lo trascendente no es prioridad en la agenda de los primeros
mandatarios del mundo. No lo olvidemos.
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