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viernes, 7 de octubre de 2016

EDUARDO SANGUINETTI - Noticias/Opinión

Ernesto "Che" Guevara

“Che” Guevara: el hombre nuevo
Octubre 9, 2016



Por Eduardo Sanguinetti, Filósofo


La revolución no es únicamente una transformación de las estructuras sociales, de las instituciones del régimen; es además una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores y hábitos, de sus relaciones sociales.
Una revolución sólo es auténtica cuando es capaz de crear un “Hombre Nuevo” y éste, para Guevara vendrá a ser el hombre en el siglo XXI, un completo revolucionario que debe trabajar todas las horas de su vida; debe sentir la revolución por la cual esas horas de trabajo no serán ningún sacrificio, ya que está implementando todo su tiempo en una lucha por el bienestar para todo el pueblo; si esta actividad es lo que verdaderamente complace al individuo, entonces, inmediatamente deja de tener el calificativo de “sacrificio”.
Esto debe ser una cualidad fundamental en el revolucionario, sentir la misma ­revolución­ como tal, para trabajar con sentido vital. Pero no todo es tan simple, como en todo existe también su lado oscuro; la parte más dura de ser un revolucionario es que se deben definir de manera precisa los sentimientos, ya que todo revolucionario debe estar impulsado por grandes cantidades de amor aunado a un gran espíritu apasionado; para así realizar un caudal de acciones y hechos concretos orientados hacia un solo objetivo, lograr modificar el estado de las cosas del sistema imperante.
Estas dos condiciones o cualidades para ser revolucionario deben estar respaldadas por un factor fundamental que tiene que estar presente en la actitud de dicho individuo, y viene siendo la vigencia de una mente lúcida acompañado de una vida estoica, que ayudará, sin duda alguna, a tomar decisiones muy duras que no lleguen a torcer la proa de sus acciones y decisiones.
En cuanto a sus relaciones para con la familia, se hace un poco difícil mantener un entorno familiar real, a menos que ésta sienta el mismo amor y la misma pasión por la revolución para así poder entenderse; de lo contrario sería casi imposible sustentarlo.
En otro orden de ideas se habla de ser socialista, ya que es la esencia del mismo, aclarando que se debe ser el mejor en todos los aspectos, aunque cabe la posibilidad de que se cometan errores. Asimismo, se observa cómo deben de seguir algunas líneas marxistas, aplicándolas con ciertas variaciones que dependerán del contexto y la situación existente en un determinado momento, y de una época como es este tercer milenio.
Sostiene Guevara que la guerrilla se desarrolla inicialmente en dos planos, en el primero se encuentra la masa (pueblo) en estado de quietud, es estática (por lo que posteriormente habría que movilizarla) y, en el segundo, se observa a la guerrilla; fundamentalmente motor impulsor de la movilización y a su vez generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Pero en ambos existe una semejanza: que el factor clave es el individuo y, gracias a sus actitudes, se crearán las condiciones subjetivas necesarias para la victoria.
Esta es más o menos una radiografía de la secuencia que tomó el contexto cubano a la hora de la revolución donde, finalmente, Guevara marcó una época heroica trasladando su ilusión a su pensamiento luego devenido en realidad. Quién hoy puede negarlo.
Por otro lado, es importante resaltar unos factores que son de gran relevancia para el “Che”, y destacar, al mismo tiempo, el papel que tienen dentro de la sociedad: éstos son la juventud y la educación directa.
El otro factor importante son todos los movimientos libres conformados por individuos, no negociables con el poder de turno, que son organizaciones de vanguardia, donde los mejores representantes deberían ser propuestos por sus compañeros para integrarlos. En este sentido se habla del Hombre Nuevo como hombre político (llamado por Guevara “cuadro”), destinado a cumplir una misión fundamental que, definida por el propio Guevara, se plantea teniendo en cuenta la transformación radical de la sociedad, que exige una profunda variación de las estructuras mentales de los individuos anestesiados por este sistema que aniquila, la libre expresión y la ausencia de autodeterminación en nuestras rutinas de vida.
Cuando Ernesto “Che” Guevara comenzó a viajar, siendo joven, por América, huyendo del régimen peronista, fue cuando entró en estrecho contacto con la miseria, con el hambre y con las enfermedades, sintiendo unas ganas inmensas de ayudar a esa gente con su esfuerzo personal. De esa manera empezó a hacer notas para caracterizar al revolucionario, los primeros visos de su verdadero plan revolucionario.
Luego de vivir esa experiencia “Che” piensa y reflexiona acerca de la situación hasta llegar a plantearse esta importante pregunta: ¿Cómo hacer un trabajo de bienestar social? ¿Cómo hacer para relacionar el esfuerzo individual con las necesidades sociales? Luego de analizar su interrogante consiguió una respuesta justa y propicia: crear un nuevo tipo humano.
La creación de este Hombre Nuevo es necesaria para la construcción de una sociedad justa y libre, y con esta creación se evita que la generación que está dislocada por sus conflictos se pervierta y tenga algún tipo de influencia sobre la nueva generación.
La base fundamental del Hombre Nuevo es la educación, ya que es allí donde se va a lograr el cambio de conciencia, ideológicamente hablando. De esta manera, va actuando en jóvenes de todas las edades y se irá formando esa nueva generación que se espera ansiosamente, que irá creciendo con ese amor ferviente característico de un buen revolucionario; en otras palabras, no nacerá con el pecado original, así pues se irá encontrando la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica.
La creación del Hombre Nuevo no fue entendida y es un factor importante dentro de los grupos de vanguardia, debido a que representa las ideas del siglo XXI, aunque para la época haya sido una aspiración subjetiva y no sintetizada.
Esas ideas que representará dicho individuo, van a ir orientadas a la realización de esos cambios importantes que tanto se buscan: la transformación de estructuras sociales, de las instituciones políticas y del régimen existente. Esto nos explica la importancia del Hombre Nuevo y la necesidad de su existencia, en una sociedad que quiere vivir en libertad plena, en igualdad de derechos para todos, llegando al socialismo deseado, construido por Hombres Nuevos.

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IMPOSICION-DEL-OLVIDO/#OPINIÓN

Oct 9, 2016 |

Por: Eduardo Sanguinetti, Filósofo

Frente a la imposición del olvido y a la reconciliación amnésica del relato del poder, muchas de las mejores novelas de las últimas décadas en Argentina ejercieron una obstinada interrogación sobre la historia nacional y polemizaron, en muchos casos, en el momento en que no era posible decir.
La narración histórica pasada y presente, escrita por rentados escribas, en la arena sinuosa de la gran tradición del drama isabelino, la historia, entra en escena como una genealogía del poder. Historia en la que tiene lugar, cual doble tradición, el interrogante de si los hombres son, se hacen o deshacen, al andar en un mundo materialista, economicista, con efecto placebo inmediato.
A partir de allí, cobra sentido la necesidad epistemológica y hermenéutica de definir y establecer una nueva lectura de la historia: estamos ante una realidad compleja, y dentro de registros y códigos de saberes que fueron dejados de lado. Por otro lado, los textos de la Historia, articulan, desarrollan y amplifican los núcleos básicos de la ficción política nacional: la historia es, por lo tanto, un laboratorio epistemológico, que permite pensar las lagunas ficticias, las causas ausentes y las escenas no dichas por la historiografía oficial.
La historia es algo menos que la interpretación que hasta hoy declara la unicidad del conocimiento humano, al devenir de las más disímiles comunidades, tan proclives en este presente, a lo epidérmico, frívolo y al aparente goce de lo inmediato, en beneficio de disolver la poética de la historia, elaborando formas narrativas, cercanas a la alegoría y el fragmento.
La clausura de sentido está legitimada por decreto hoy, en el relato de la Historia, devenida, a lo que en un tiempo se denominó “inmortalizar lo trascendente”. Hombres-símbolo, legitimados en actos de vida y que han brindado a sus comunidades una alegría y un horizonte a alcanzar, merecerían sus nombres e imágenes replicadas en monumentos y calles, símbolos de agradecimiento y fraternidad de las comunidades que los han visto nacer y hacer, sin pedir nada a cambio…una inversión de ¿causalidad y de casualidad?, una trampa, un trueque de trascendencia por una obra, una vida… La trampa se flexibiliza, se disfraza, se desnuda, y nada por debajo del éxtasis, de un mundo donde el ocultamiento de la verdad es el destino al que pareciera nos han condenado las fuerzas de la destrucción y de quienes desdramatizan, dramatizando acerca de apocalipsis cotidianos, que solo son llamados en sus deseos de permanecer, a cualquier costo, incluso cobrando la vida de nuestras comunidades, al borde del camino de la vida.
El mundo, hoy, es una cultura de lo epidérmico, de lo degradado que se perpetúa y hago mención puntualmente en la relación político-cultural que divide y desorienta a los pueblos mediante la especulación y la perversión del simulacro de ciudadanos, en aparente ejercicio de sus derechos y garantías.
Las nociones de tiempo, de espacio, de intereses, en fin de existencia, se hicieron diferentes. El paradigma de la cultura ha obviado que la historia de este planeta ha sido sufragada en base a esclavitud a las tendencias imperiales, al tráfico de tradiciones ajenas e impuestas bajo presión, responsables absolutas de la pérdida de todo referente de una historia donde instalar a las nuevas generaciones, una historia que tuvo espacio de trascendencia en la ‘Imagen del Mundo’. Pertenecen al pasado abolido, la tolerancia, la diferencia, el diálogo entre iguales.
La Aldea Global no es otra cosa que egoísmo, avidez, intemperancia, dilación, psicopatías, grandes expectativas de fama y éxito devenidas en prostitución y delito perpetrado por ‘los peores’. La riqueza cultural se defenestró por varias vías: una, la del saber universitario y trascendente, presentido, seducido y deglutido, por las corporaciones macro económicas; y por otro lado la conducta del dominado, inconforme con sus haberes. Por eso desde ese punto de nostalgias se le impondrá lo foráneo sin resistencias de pueblos sometidos y esclavizados, expulsados del “régimen” de la Historia.
El homo sapiens en franco retroceso a ‘homo primates’, ha devenido en empresa, en rédito y materia concreta de intercambio financiero, segregando su propio ser, que sería actuar como motor de la historia en favor de la vida. Pero hay otro lazo disociativo en la narración literaria de la Historia: la mecánica económica que impone el desequilibrio, las desigualdades, las diferencias. En ese conjunto los hombres, como los animales, dan libre curso a su naturaleza sin advertir sus metas.
‘Llegan a fines que no son capaces de prever’. La resistencia no tiene espacio alguno, salvo la que reivindica todo el planeta, para la economía de mercado, hoy triunfante, y que por cierto posee una lógica propia a la cual no se enfrenta ninguna otra. Todos parecen participar de estas ceremonias fúnebres, considerar que el estado actual de las cosas es el único viable y posible, que el punto al que ha llegado la Historia es el que aparentemente la humanidad adormecida esperaba, deseaba y anhelaba.
La alternativa, la alteridad, sería el ensayo admirable del homo plus (el hombre por venir, asimilado a los más diversos entornos, en las más disímiles circunstancias), de crear confusión en las filas de la confusión, con un orden sutil, poniendo en ridículo al ridículo, cual ensayo de entendimiento. Llevo a cabo, así, desde el exilio de mi discurso de la verdad, la creación de un espacio textual, que, a partir de la lectura de los textos invertidos de la prensa hegemónica y homogénea, asumo los silencios de la Historia Oficial Argentina, intentando generar una resistencia al olvido obligatorio, al que está sometido el pueblo de la República Argentina.
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Eduardo Sanguinetti

Vivir para ver

Octubre 7, 2016

Por: Eduardo Sanguinetti, Filósofo


Sin lugar a dudas algo no funciona y pareciera que no hay técnicos para solucionar el desperfecto, en principio, en este paseo informativo, con sonrisa dibujada que propongo en esta columna de opinión. La tensión de las relaciones entre gobernantes de naciones de la denominada “aldea global”, es solo una simulación de un simulacro, instalado cual acto de liturgia de Bolsa de Valores desechables.
Contados trabajadores de los medios de comunicación están luchando para poder seguir siendo eso, medios de comunicación… pero, pareciera y no hay duda, que la orden del día de los monolíticos medios es desviar la mirada hacia temas de inseguridad o simplemente de los dioses del Olimpo de la farándula, hoy elevada a cultura del Tercer Milenio.
Los semanarios argentinos Gente, Caras, Hola, Pronto, Papparazzi, entre otros, dieron un giro lingüístico a la historia de la ¿comunicación?, y la ficcionalizaron para beneficio de inventario, con una puesta en relato de lo banal: una forma de adoctrinamiento y lobotomía que el neoliberalismo reinante, utiliza, para lograr llegar a la destrucción de la “elección estética” al servicio de la libertad de expresión, hoy ausente. Las portadas vociferan para una comunidad en estado vegetativo, romances inexistentes, festejos de Don Nadie, Doña Ninguna, separaciones de seres que jamás han estado unidos, sin olvidar que esto viene sucediendo desde hace décadas, es decir las hijas/os de estos don nadie, don ninguno/a, cualquiera, continúan ad-infinitum, con el simulacro de este teleteatro tosco, con los mismos espantosos personajes, sus intercambios de ¿parejas? y ¿amores? a repetición. ¡Ah! y las infaltables fotos o filmes, tomadas al acaso a alguna prostituta de ocasión, celebridad del día, al servicio del poder, ¡qué joder!
No olviden que los que mandan saben de estas cosas y no están dispuestos a modificar nada. ¡Ah! Y no olvidemos a los paquetes turísticos del Lejano Oriente, desde donde arribaron para cerrar el círculo Sri Sri Ravi Shankar, prohombre de la respiración, como fuente de apnea y ONG oxigenada, con huestes de autómatas fanáticos; fans sin rumbo que se auto estimulan nutriéndose de valores semejantes a los de fans de cantante funcional al lavado de activos incorpóreos de gobiernos disfuncionales, en intensidad variable según los activos que se manejen. El “eterno retorno”, lo denominaba el gran Nietzsche.
La independencia de toda clase de convicciones y certezas, que llevan irremediablemente a fanatismos y a creencias de temporada, son un freno a nuestra libertad de acción y creación, de intentar nuevas formas de vida, en comunidades sin tradiciones-base, para fundar al hombre nuevo, que soñaba el Che, allá por los 60.
Ya no se esconden para mentirte, lo hacen de forma descarada. Saben que usted seguramente no hará nada por miedo, incapacidad o parálisis momentánea, por el estupor de la realidad, que no es provisoria.
Intentemos que la información vuelva a ser digna, un medio para mantenerse al día de lo que realmente ocurre. Puede ser una tentación manifestar la verdad ante tanta mentira, ¿no?
Ligeramente seguirá habiendo indefinidas elecciones pero la clase política del mundo debe ser suplantada por otra, con sabiduría, austeridad, humor, amor y solidaridad a todos los que en fin formamos la comunidad planetaria.
Algunos sabemos que lo trascendente no es prioridad en la agenda de los primeros mandatarios del mundo. No lo olvidemos.




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